Chipiona, la esquina que asoma al mar


 Al Atlántico, desde una esquina, asomas;
aguas que bañan tus ilustres corrales,
de saludable yodo impregnadas sus olas,
atardeceres sobre el mar incomparables.

Tu castillo, siempre un fiel vigilante,
el Santuario, refugio de tu patrona;
en la distancia, tu faro, fiel anunciante,
el Humilladero para la santa anfitriona.

Caepión, primera torre hacia el cielo;
Lerchundi, del Santuario valedor,
Jaime Font, del actual faro, ingeniero,
Rocío, gran embajadora: un honor.

Alegres y festivas tus costumbres,
invierno de sosiego, verano sin igual.
Guardiana de tradiciones ancestrales,
así eres tú, Chipiona, gran ciudad.

Maldad


 Era época de confrontación de ideales en las calles, de líderes políticos y sindicales, de huelgas, de manifestaciones e incluso de disturbios de carácter violento; también era tiempo de poetas y de música protesta, algo que fascinaba a Javier.

Un día, estaba sentado en la escalera de acceso a la facultad; en uno de sus libros, en la contraportada, se veía la cara de un cantautor famoso en aquellos momentos difíciles. Dos chicos bajaban por la escalera...

Vaya, mira a quién tenemos aquí.

Javier giró la cabeza y miró al chico que le hablaba.

Altruismo

Unos años atrás, una marquesa de Sevilla, que solía hacer caridad en aquel establecimiento social, coincidió con aquel hombre que comía con el resto de necesitados.

La marquesa preguntó a las monjas por aquel hombre de la gabardina gris, y ellas le explicaron que dedicaba su vida, desde hacía años, a vender bolígrafos para ayudar a los pobres. Quiso hablar con él y pidió a una de las monjas que lo invitara a su mesa. Una vez que llegó, haciendo todo tipo de reverencias, fue invitado por ella a compartirla.

Entablaron conversación. La marquesa quería conocer la razón por la que aquel hombre tenía aquel gesto altruista...


Si quieres leer el resto puedes encontrarlo en mi libro "Sentimientos prisioneros" que próximamente será publicado.

¿Lectura o televisión?


Hay quien considera que leer es de pijos, de friki, de intelectuales,... para nada. Empecemos por decir que la literatura abarca géneros y subgéneros como la novela, relato, poesía,  narrativa, cuento. Al final todo lo que se escribe pertenece a alguno de ellos. Por eso leer vale siempre, ya sea un libro, un periódico, un artículo sobre deportes, un tebeo, una revista, .... y cualquier tema es interesante, no hay porque discriminar.

Las investigaciones científicas más recientes han confirmado que dedicar tiempo a la lectura tiene efectos mucho más positivos sobre el cerebro que el consumo habitual de televisión. Esta diferencia entre ambas actividades ha sido objeto de importantes estudios internacionales cuyas conclusiones pueden orientar hábitos y decisiones familiares.

En 2013, la Universidad de Tohoku (Japón), realizó un estudio con 276 niños para entender los efectos cerebrales del tiempo dedicado a la televisión. Midieron el impacto a largo plazo y concluyeron que, cuantas más horas pasaban los niños frente a la pantalla, mayores eran los niveles de excitación y agresividad en el cerebro. Detectaron un notable engrosamiento en la zona del lóbulo frontal, una región cerebral vinculada al razonamiento verbal, que a su vez estuvo asociado a peores resultados en pruebas verbales. Lo más relevante es que estos efectos negativos eran independientes de la edad, el género o el nivel socioeconómico del niño. En síntesis, cuanto más televisión se veía, peor era la capacidad verbal demostrada.

En el mismo periodo, un equipo de la Universidad de Emory (EE.UU.) exploraron cómo la lectura de una novela afecta la actividad cerebral. Pidieron a estudiantes universitarios que leyeran “Pompeya” de Robert Harris y, usando escáneres cerebrales, observaron que tras la lectura se incrementó la conectividad en áreas relacionadas con el lenguaje y se activó la región motora sensorial. 

Demostraron que leer regularmente mantiene la mente activa, retrasa el deterioro cognitivo y reduce notablemente el riesgo de sufrir Alzheimer en la vejez. Existen análisis adicionales que aseguran que con solo seis minutos de lectura se reduce el estrés en un 68%, superando los beneficios de escuchar música, tomar café o caminar.

Las personas que leen de forma habitual tienden a ver menos televisión y disfrutan de una vida mental más activa. Este efecto se observa tanto en niños como en adultos. Por el contrario, quienes dedican muchas horas a la televisión suelen descuidar la lectura y muestran un desarrollo verbal y emocional más pobre.

La ciencia, por tanto, sugiere que, si se quiere invertir en el desarrollo mental y emocional, la lectura es el camino más fértil y seguro.

La balanza rota

 

Una familia acomodada pierde una hija de un modo traumático, el tiempo establece cierta normalidad después de aquel suceso, pero no todos los miembros de la familia han sobrellevado bien aquel suceso. Doce años después, una persona aparece muerta en una ciudad de norte de España con un tiro en la nuca, es el primero de una extraña serie de asesinatos. De algún modo el paso del tiempo se empeña en establecer alguna relación entre ellos.

El país atraviesa una mala racha, cada vez aumentan más los asesinatos de mujeres a manos de sus parejas y la justicia cada vez está más cuestionada

Un periodista muy peculiar y un alto funcionario del ministerio del interior están involucrados y empeñados en colaborar en la resolución de un caso que cada vez está provocando más preocupación en la opinión pública, que lejos de apaciguarse cada vez está más alterada.

Los medios de comunicación, sin excepciones, están colaborando dentro de un marco de funcionamiento razonable a petición del propio gobierno para evitar que la situación se deteriore y alarme, más aún, a la opinión pública.

Violencia

 

Camino al colegio, tres chicos algo mayores que él se le unieron, pero aquellos chicos no parecían tener muy buenas intenciones. Uno de ellos, el más fuerte y más alto, le echó el brazo por los hombros. Él, con temor, intentó zafarse, pero no pudo.

No tengas miedo, solo te vamos a proteger.

¡No lo necesito, déjame!

Aquel roce no cayó en el olvido; el chico pensaba en que aquello pudiera repetirse e incluso empeorar. Y efectivamente, aquello sucedió durante algunos días más, y el trato vejatorio y ofensivo fue en aumento.

Amistad

 

Jacinto era un chico alto, delgado y portaba gafas que le añadían un cierto aire de fragilidad. Él admiraba a Jorge por sus cualidades; en cierto modo, aquel chico era su ideal. Intentó acercarse al grupo; quería estar cerca de él y ser su colega. No fue rechazado; tampoco se sintió demasiado bien acogido.

Un día, coincidió con Jorge mientras ambos volvían a casa. Aquel chico bromeaba con las gafas de Jacinto y con su delgadez. Incómodo, terminó preguntándole:

—¿Por qué te ríes de mí y por qué no me tratas como a los demás?

—Te trato como a todos, pero todos no somos iguales; son ellos quienes me eligieron. Si tú quieres hacer lo mismo, tendrás que hacer tres cosas por mí —le dijo Jorge con tono retador.

—Vale —dijo Jacinto con entusiasmo.

Jorge le echó el brazo por el hombro, como gesto de amistad, y al oído le susurró las tres cosas que tenía que hacer por él. El corazón de Jacinto latía con esperanza ingenua.

Aquellas tres cosas eran humillantes y muy exigentes, ponían en riesgo la reputación o exponían la timidez de Jacinto, que, por tener su amistad y reconocimiento, no dudó en concederlas, pero Jorge no cumplió nunca su parte...


Si quieres leer el resto puedes encontrarlo en mi libro "Sentimientos prisioneros" que próximamente será publicado.

Egoísmo


Esperaron. Y esperaron. Nadie venía. El tiempo pasó y empezaron a hablar entre sí. Al principio, con cortesía; luego, con burla; después, con desprecio. Pronto discutían a gritos sobre quién era más justo, quién vivía engañado, quién debía cargar con el peso de los demás.

Cuando uno de ellos intentó salir, harto de las discusiones, descubrió que la puerta no cedía. Giró el pomo. Nada. Golpeó con el puño. Nada. Entonces, el cristal de la puerta se iluminó y unas palabras se formaron lentamente, como si alguien las escribiera desde el otro lado:

«No saldréis de aquí hasta que lo merezcáis».

Indiferencia

 

Consternado, se quedó en el centro de aquella gran sala donde nadie parecía hacerle caso. El pánico, una emoción que le era casi ajena, comenzó a brotar en su interior. Estaba solo entre gente tranquila, pero él no estaba invitado.

Una figura blanca, más alta de lo normal y vestida con un albornoz plateado, se le acercó en silencio. Él, con cierto temor, le preguntó:

¿Sabe usted por qué nadie me habla ni me hace caso?

Sí, lo sé.

Al ver que solo respondía con monosílabos, insistió:

¿Usted tampoco me contesta?

Venganza


El coche de los chicos también salió de la carretera y colisionó de costado contra un árbol, pero, aunque con algunas heridas en la cara uno de ellos y magulladuras en los brazos el otro, pudieron salir a interesarse por los ocupantes del otro vehículo, cuyo motor echaba humo.Al llegar, quedaron horrorizados: vieron a un hombre y una mujer, muertos en el acto, y a una niña en los asientos traseros.

La niña estaba malherida, pero seguía viva y con los ojos desencajados, mirando al chico que trataba de ver qué le ocurría.

Entre la injusticia y la venganza

 

Luis cuando era niño sufre una experiencia traumática durante la Guerra Civil española. A lo largo de los años, las vidas del hombre implicado en ese suceso y la del niño se entrelazan en varias ocasiones. Los eventos se desarrollan bajo una dictadura férrea que oprime a la mayoría de los ciudadanos.

El protagonista atraviesa las diferentes etapas de su vida marcado por aquel hecho que nunca logra superar completamente. No obstante, esto no le impide alcanzar el éxito profesional en la edad adulta, convirtiéndose en un destacado empresario.

Finalmente, un acontecimiento inesperado en su vida familiar resolverá un temor que lo ha perseguido durante casi toda su existencia.

Odio

 

Las elecciones estaban muy próximas, y debía asistir a un importante acto político en un swing state, un estado donde los inmigrantes eran muy numerosos.

Clayton, recuerda: tono conciliador.

¡Se me hace tan difícil!

Pues si perdemos este estado, podemos darnos por muertos. Sabes que los “swing states” son decisivos.

Me estresa tener que dorar la píldora a la gente. Además, las encuestas dicen que la mayoría respalda nuestras ideas sobre inmigración. No renunciaré a mi lema: Nosotros primero.

Tú verás. Te juegas la vicepresidencia, y quizá algo más: la presidencia de nuestro candidato.

Apariencia

El tiempo había pasado y ya no quedaba nadie en el césped. Por la calle no cesaba el ir y venir de coches, aunque el ruido no afectaba a un cuerpo que descansaba plácidamente. De entre todos esos vehículos, uno decidió detenerse junto a él. Bajaron dos personas de uniforme y se colocaron a su lado. Observaron que vestía bien, aunque algo desaliñado; eso les extrañó.

Uno de ellos comentó al otro:

Aquí lo tienes: buen traje, ha debido de comer y, sobre todo, beber bien, y ahora, como si estuviera en su chalet.

Pues no, mal no se le ve. ¡Estos pijos…! —respondió su compañero.

 

Sentimientos prisioneros

Cinco relatos distintos, cinco miradas diferentes a las complejidades de la vida y la condición humana. En estas páginas, la justicia cuestionada, los primeros amores, las falsas apariencias, las conspiraciones que marcan destinos y los sueños que enfrentan la realidad, se entrelazan en historias breves y poderosas. Cada relato es una ventana a emociones y dilemas profundos, que invita a pensar y sentir, sin ofrecer respuestas simples.







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El error

Un hombre acusado vive un juicio lleno de contradicciones, dudas y presiones mediáticas, cuestionando la justicia y la verdad oficial de su supuesto crimen.

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Amor y odio

Masaki y Akira, dos jóvenes tímidos, descubren el amor en pequeños gestos, enfrentándose a un destino imprevisto que pone a prueba su vínculo.

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Falsa apariencia

Un hombre bien vestido es arrestado injustamente por policías, revelando que las apariencias pueden engañar y la verdadera identidad esconde sorpresas.

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Ilusión y conspiración

Javier, un joven idealista, lucha por justicia en un contexto político violento, enfrentando una conspiración que cambia su vida y la de su familia.

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Soñando el futuro

Alberto y Ana planean un retiro feliz, pero la crisis económica y desgracias personales desmoronan sus sueños, enfrentándolos a una realidad implacable y dolorosa.





Desilusión

Ajenos a todo ello, se estaban destapando una serie de asuntos económicos turbios. Un gran banco estadounidense había caído a causa de una mala gestión de créditos, en su mayor parte hipotecarios, que ofrecían altas probabilidades de impago. El país entraba en recesión, se pinchó la burbuja inmobiliaria, empezaron a hundirse cajas de ahorros y bancos, dando como resultado un más que dudoso plan de austeridad que sufrieron principalmente las economías domésticas, desde la clase más modesta a la clase media.

Tiempo atrás, y ante la insistencia de Alberto, el matrimonio había optado, en su afán por asegurar un futuro que ambos anhelaban, por mejorar en lo posible sus ahorros, ...

 

Soberbia

Todas las estrategias de acercamiento a Akira pensadas por Masaki se volvieron estériles; parte del trabajo que más le preocupaba ya estaba hecho gracias a un evento inesperado y fortuito.

¿Crees en lo inesperado?

No, creo que casi todo lo que ocurre lo planean las personas.

¿Sabes que deseaba hablar contigo hace meses?

Lo presentía —respondió Akira con una risilla en sus labios.

Sin embargo, atreverme a hacerlo fue algo difícil para mí.

Yo creo que ya pensabas en hablar conmigo; el accidente fue solo una “ayuda”.

 

Injusticia

Cuando el juez se retiró a deliberar, mis pensamientos volaron hacia la víctima; sentía profundamente su trágico final. Nadie debería ser víctima de un crimen, pero yo no era el criminal, aunque nadie lo supiera, aunque el juez tampoco lo sepa. Tampoco es justo ser declarado culpable sin serlo; sé que así lo determinará el juez.

Antes de un proceso judicial, no debería permitirse que los medios generen un veredicto anticipado; debería impedirse mostrar al público los entresijos de la investigación que me trajo aquí. Es injusto perjudicar a una persona, por atroz que sea el crimen que se le atribuya, para satisfacer los prejuicios de la opinión pública...