Al Atlántico, desde una esquina, asomas;
aguas que bañan tus ilustres corrales,
de saludable yodo impregnadas sus olas,
atardeceres sobre el mar incomparables.
Tu castillo, siempre un fiel vigilante,
el Santuario, refugio de tu patrona;
en la distancia, tu faro, fiel anunciante,
el Humilladero para la santa anfitriona.
Caepión, primera torre hacia el cielo;
Lerchundi, del Santuario valedor,
Jaime Font, del actual faro, ingeniero,
Rocío, gran embajadora: un honor.
Alegres y festivas tus costumbres,
invierno de sosiego, verano sin igual.
Guardiana de tradiciones ancestrales,
así eres tú, Chipiona, gran ciudad.
