Violencia

 

Camino al colegio, tres chicos algo mayores que él se le unieron, pero aquellos chicos no parecían tener muy buenas intenciones. Uno de ellos, el más fuerte y más alto, le echó el brazo por los hombros. Él, con temor, intentó zafarse, pero no pudo.

No tengas miedo, solo te vamos a proteger.

¡No lo necesito, déjame!

Aquel roce no cayó en el olvido; el chico pensaba en que aquello pudiera repetirse e incluso empeorar. Y efectivamente, aquello sucedió durante algunos días más, y el trato vejatorio y ofensivo fue en aumento.