Chirigota arte, gracia, reivindicación

La gracia de la chirigota es incuestionable, la ocurrencia no es baladí, no a todo el mundo se le ocurren las cosas que a la gente de Cádiz, son únicos para eso. Aparte de la gracia y la ocurrencia, si hay algo muy destacable es el mensaje. Las críticas que ponen de manifiesto esos mensajes son demoledoras, bueno corrijo, deberían ser demoledoras. Pero no lo son, nos estamos acostumbrando a oír todo tipo de denuncias contra todos los vicios, errores, manipulaciones y abusos del poder, pero escuchamos como el que oye llover.

Nos quedamos tan «panchos» cuando nos demuestran con gracia, lo mal que está la sanidad, que pongo como ejemplo por ser unos de los pilares sobre los que se asienta nuestra maltrecha sociedad del bienestar. Cuando digo tan «panchos» es porque «graznamos» y nos quejamos mucho de ellas, pero después a la hora de actuar, el número de manifestantes para reclamar, protestar, o desahogarse es mísero, siempre los mismos, y no hablo sobre las edades de los que suelen acudir... Sí, me refiero a que jóvenes acuden muy pocos, parece como si no fuera con ellos, "generación de cristal" dicen algunos.

Pero es que claro, nuestra sociedad desde que cambió de régimen oficialmente allá por el año 78 se volvió bicolor, aproximadamente la mitad de uno y la mitad de otro, de tal suerte que nuestros gobiernos, tanto el central como los periféricos, salvo en el caso de Cataluña y Euskadi, vienen saltando de uno a otro y así nos va. 

En la caso de Andalucía lo tenemos muy claro. La situación de la sanidad no es buena, pero no de ahora, de nunca, colas en los ambulatorios, en las urgencias, citas que agotan el plazo de vida de algunos enfermos, copagos de medicamentos, desvíos a la privadas,... Es algo que se arrastra desde tiempo ha, un color ha estado más de 30 años en el poder, el otro lleva 6 años y como sigan, en otros seis terminamos todo en una "iguala", ¿y qué ocurre con la presión al poder cuando están unos o cuando están otros?, eso lo dejo a sus libres elucubraciones.

Es una pena que tanta sabiduría como se despliega en las chirigotas caiga en saco roto, aunque mirándolo bien por lo menos nos divierten. ¡El que no se consuela es porque no quiere!