Un mes de huelga es una eternidad. Los que hemos pasado por esto lo sabemos bien. La pérdida de un mes de salario se prolonga como una sombra durante meses. La lista negra te trunca la carrera. Las represalias te marcan.
Una Huelga, con mayúscula, es un antes y un después para los que la hacen. Tiene que haber mucha razón, mucho motivo, mucho coraje para mantener una Huelga indefinida. Nadie hace esto si no le asiste el coraje y la rabia de sentirse víctima de la injusticia y la precariedad.
Que miremos para otro lado, que se ningunee o se frivolice con el sentir de un colectivo en pie de Huelga, que se desvirtúe y se intente reventar un acción legítima y sublime no solo es una desvergüenza, es una barbaridad. Dejar morir por inanición, cuando no, por la represión es de una crueldad que solo se puede explicar desde la borrachera del poder.
Cuando unos trabajadores, como les ocurre a los sanitarios de Madrid, deciden ir a una Huelga indefinida es porque ya no pueden mas. Nadie se pone en Huelga si no está al borde de la desesperación. La Huelga no es solo una estrategia de presión calculada, es un grito de dignidad, de hartazgo, de sed y hambre de justicia.
Los responsables de las instituciones, en este caso de la comunidad de Madrid, los empresarios en general debieran saber esto, pero dudo mucho que la erótica del poder les deje ver mas allá de sus narices…..