No podía dormir, el insomnio me invitó amablemente a salir,
la playa estaba cerca y decidí pasear por la arena.
Las suaves olas del mar interpretaban un agradable sonido de fondo,
en el cielo un millar de relucientes estrellas iluminaba un interminable fondo limpio y oscuro.
Una estrella fugaz trazó una bellísima línea blanca de lado a lado; pedí un deseo.
Todo estaba en equilibrio premeditado, perfecto, incuestionable.
De repente un artificial artilugio cruzó lentamente el oscuro lienzo... y la magia se quebró,
mi deseo nunca se cumplió.